Él se convirtió en su nombre y el pronombre más utilizado
por mi
Podría referirme a mi viejo, a mi mejor amigo, a mi profesor
querido, a mi sobrino o incluso a mi médico, pero los que me conocen saben quién
es “el” saben bien de ese susodicho,
Mis excusas son: Que mencionarlo tanto por su nombre real podría
gastarse o a veces siento que es el miedo de dejarle tatuado en miles de los
mejores recuerdos de mi vida y que luego huyera como ladrón por la noche, eso
solo me pondría en la obligación de borrar mis memorias completas sin excepción
alguna y asi no dolería tanto recordar.
Pero su anonimato no es más que ese “el” que me hace bipolar
y le gusta jugar a que yo sea su esposa,
su amiga, su administradora y su novia.
Llamarlo único lo engrandecería y podría ser el botón
presionado que infla el ego y pinta el pensamiento torcido de que puede hacerlo
todo sin que yo haga nada, pero pensar que “el” es mi final es mi historia
feliz; y que el crea que sin el seré infeliz, mi pasatiempo.
El conoce mis alegrías, tristezas, deseos, miedos, logros,
mis cosas favoritas y cada una de mis expresiones, pero le falta conocerme como
persona, ¡ustedes saben! algo así como, lo que soy y no soy capaz de hacer, si
tengo agallas o no de cambiar o acomodarme a las situaciones, pero creo que
llamarle bobo le hizo tomar el papel enserio.
Ser perfeccionistas nuestro común denominador, tener
actitudes extrañas nuestra promesa a cambiar.
El y solo él podría hacerme llenar muchas páginas sin
mencionar su nombre; es el que mi boca no pronuncia porque decir su nombre para
mi es irrespeto, lo llamo de mil formas para que identifique muy bien quien soy
en realidad en su vida, que los demás lo llamen por su nombre yo ¡NO!
Tengo la idea que una vez me mostró su partida de nacimiento
y decía claramente “mi amor” y si nos vamos a los apellidos no termino ahorita.
Solo sé que para mi vida dejará de ser “él” el día que yo
deje de ser “ella”.